Derecho a la alimentación: qué es y cuándo fue reconocido

En los últimos 30 años ha habido varios compromisos internacionales para garantizar el derecho a la alimentación y acabar con el hambre. El último de ellos fue la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible que aprobó la ONU en 2015, donde se incluye un objetivo para erradicar el hambre y todas las formas de malnutrición. Sin embargo; a pesar de estos intentos, de todos nuestros adelantos científicos y tecnológicos y de que cada año producimos alimento suficiente como para satisfacer las necesidades de toda la humanidad; sigue habiendo más de 800 millones de personas que viven en situación de hambre.

¿Qué defiende el derecho a la alimentación?

El derecho a la alimentación protege el derecho a tener acceso; de manera regular, permanente, libre y digna; a una alimentación adecuada. Ya sea mediante la producción de los alimentos o mediante la compra de los mismos. Esto significa que los Estados tienen la responsabilidad de hacer que se respete este derecho, prestando especial atención a los grupos más vulnerables.

¿Cuándo fue reconocido?

Fue reconocido por primera vez en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas, en 1948, sin ningún voto en contra. Es uno de los Derechos Económicos Sociales y Culturales, cuya garantía se recoge en el art. 22 y que aparece específicamente recogido en el art. 25:

“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado, que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios, tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”

Art. 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Eleanor Roosevelt sujetando la Declaracion Universal de los Derechos Humanos
By Unknown author or not provided - U.S. National Archives and Records Administration, Public Domain

Durante muchos años no se le prestó demasiada atención, pero en la I Cumbre Mundial de la Alimentación (convocada por la FAO en 1996) el derecho humano a la alimentación empezó a ganar protagonismo. Tres años después, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas explicó en detalle este derecho, las obligaciones que tienen los Estados y las situaciones en las que se puede considerar que se producen violaciones del mismo.

En la actualidad, todas las declaraciones, planes y programas de lucha contra el hambre a nivel internacional lo presentan como una referencia clave.

Principales desafíos del derecho a la alimentación

A pesar de los esfuerzos realizados por hacer efectivo el derecho a la alimentación, la realidad es que no se ha logrado llevarlo a cabo como se debería. En estos años se han puesto en marcha acciones para hacerle frente a las causas inmediatas y subyacentes del hambre, pero no se ha puesto el foco en las causas estructurales.

Estas causas responden a complejas lógicas globales y, aunque están identificadas, no hay respuestas adecuadas ni se toman las decisiones necesarias. Ya sea por falta de capacidad o de voluntad. Algunos de los desafíos que tenemos que superar para que este derecho se haga efectivo son:

  • La pobreza y la desigualdad
  • La falta de acceso a la tierra y a los recursos productivos
  • La especulación financiera
  • Los eventos climáticos extremos (ahora agravados por el cambio climático)
  • La producción de agrocombustibles
  • Los conflictos armados
  • La sobreexplotación o explotación inadecuada que provoca problemas como la disminución de recursos hídricos, la degradación de los suelos, el agotamiento de los bancos de peces o la pérdida de biodiversidad
Infografía principales desafíos del derecho a la alimentación

El papel de los gobiernos

Da la impresión de que los Gobiernos van tomando conciencia sobre sus obligaciones con el derecho a la alimentación, pero todavía queda mucho trabajo por hacer en dos direcciones:

  • Hacia abajo: para que las normas, las políticas, las estrategias y los programas vayan permeando a lo local. La aplicación de este derecho no se puede quedar en las capitales de los Estados sino que el resto de niveles (autonómicos, provinciales, municipales, etc.) también tienen que tener un peso importante en su realización.
  • Hacia arriba: la gobernanza internacional aparece fragmentada (G-8, G-20, BRICS, UE…) y débil para abordar las causas estructurales del hambre. Algo que hay que mejorar para avanzar en otras políticas que tanto impacto tienen en el derecho a la alimentación (energía, comercio, flujos financieros, etc.). También es necesario que el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de Naciones Unidas tenga un papel más activo.

Enraíza Derechos y el derecho a la alimentación

Hace más de 20 años que decidimos poner un foco importante del trabajo en el derecho a la alimentación. En estos años hemos realizado proyectos dirigidos a garantizar este derecho en comunidades rurales de Perú, Bolivia, Mozambique y Senegal. Alguno identificado como buena práctica por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

También hemos coordinado durante 15 años la campaña “Derecho a la alimentación. URGENTE”, donde trabajamos para posicionar este derecho en las políticas españolas de cooperación. Y, en la actualidad, formamos parte del Observatorio del Derecho a la Alimentación de España.  Hemos hecho trabajos de asistencia técnica y formación sobre esta temática para la FAO, para la AECID y para otras ONG.

Campesina de Bolivia en el huerto

Conclusiones

A pesar de los esfuerzos internacionales que ha habido para luchar contra el hambre, a día de hoy, más de 800 millones de personas la siguen padeciendo. El derecho a la alimentación está recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los estados tienen la responsabilidad de garantizar que toda su población tenga acceso a una alimentación adecuada. Aunque cada vez los gobiernos son más conscientes de esto e implementan acciones para abordar las causas más inmediatas, todavía falta abordar las causas estructurales del hambre para acabar con el problema de raíz. Queda mucho trabajo por hacer.

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