"El derecho a la alimentación debe estar en el centro de la transformación de los sistemas alimentarios" ha señalado Gabriel Ferrero, presidente del CSA, en la 4ª conferencia global del Programa de Sistemas Alimentarios Sostenibles.
El presidente del Comité de Seguridad Alimentaria de Naciones Unidas, Gabriel Ferrero, ha participado en la apertura de la conferencia "La transformación que necesitamos: salir de la crisis global mediante la configuración de sistemas alimentarios sostenibles, resilientes, saludables e inclusivos", celebrada el pasado 24 de abril. Se trata de la 4ª conferencia global del Programa de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la Red One Planet y estas son algunas de las principales CONCLUSIONES.
¿Por qué necesitamos repensar la gobernanza global de los sistemas alimentarios?
El primer lugar, por el hambre y la desnutrición persistentes. Se estima que entre 702 y 828 millones de personas en todo el mundo se vieron afectadas por el hambre en 2021, unos 150 millones más desde el estallido de la pandemia de COVID19. Con solo ocho años para 2030, es poco probable que se logren las metas del ODS 2 en muchas partes del mundo a menos que cambiemos drásticamente de rumbo.
En segundo lugar, porque el cambio climático, la agricultura, los sistemas alimentarios, las dietas y la nutrición están interconectados. Los sistemas alimentarios contribuyen a aproximadamente un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero y ejercen presión sobre la biodiversidad, los suelos y el medio ambiente. Además, el cambio climático afecta todas las dimensiones de la seguridad alimentaria, así como la cantidad, calidad, seguridad y, en última instancia, los precios de los alimentos. Esto pondrá las dietas saludables más lejos del alcance de los 3.100 millones de personas que no pueden permitírselas en la actualidad.
La buena noticia es que la agricultura, los sistemas alimentarios y quienes participan en ellos pueden lograr simultáneamente la triple victoria: acabar con la pobreza, alcanzar la prosperidad y cuidar del planeta, al tiempo que garantizan la seguridad alimentaria y la nutrición. Hablamos de los pequeños agricultores y la agricultura familiar, cooperativas, pueblos indígenas y empresas agrícolas y alimentarias responsables.
Por lo tanto, este primer desafío exige una gobernanza integrada, es decir, medidas y políticas globales, por parte de gobiernos, instituciones, empresas, etc. que permitan alcanzar el ODS 2 teniendo como guía la prosperidad de las personas y el planeta.
¿Cuáles son los desafíos clave para la gobernanza de los sistemas alimentarios?
En los últimos años y como reacción a la crisis de seguridad alimentaria provocada por la guerra contra Ucrania, se pusieron en marcha múltiples iniciativas para dar respuestas a su impacto. Son, a priori una buena noticia, pero pueden acarrear un riesgo de fragmentación.
Es urgente actuar, pero es aún más urgente actuar juntos. Debemos promover una mayor coherencia de políticas y garantizar la participación de todas las partes interesadas.
Al mismo tiempo, debemos acelerar la transformación de los sistemas alimentarios. Por ejemplo, centrarnos a corto plazo únicamente en la seguridad alimentaria y en subsidiar el acceso a insumos es poco probable que conduzca a una transformación de los sistemas alimentarios. Deberíamos apostar por prácticas sostenibles, como el uso eficiente de menos insumos, la mezcla con fertilizantes orgánicos, o el impulso de la agroecología y otros enfoques innovadores.
La coordinación y coherencia de políticas entre sectores y agencias es fundamental para transformar los sistemas alimentarios. Es necesario buscar alianzas entre: salud, agricultura, medio ambiente, agua y saneamiento, educación, igualdad de género, protección social, comercio, empleo y finanzas.
Principios básicos para una buena gobernanza de los sistemas alimentarios
- Primero, el derecho a la alimentación, que debe estar en el centro de la transformación de los sistemas alimentarios.
- Segundo, la gobernanza inclusiva de múltiples partes para promover una mejor coordinación y coherencia de políticas, que permitan dietas saludables para todos, mitigar y adaptarnos al cambio climático, reducir la pérdida de biodiversidad y restaurar los ecosistemas.
- Tercero, la rendición de cuentas y la capacidad de respuesta.
- Cuarto, la buena gobernanza de los sistemas alimentarios se basa en el conocimiento. A nivel mundial y nacional, las conexiones ciencia-política pueden guiar las actividades del sector público y privado para transformar los sistemas alimentarios. Además, será fundamental crear espacios para la deliberación pública y órganos independientes que supervisen el cumplimiento y el desempeño. Los gobiernos deben identificar y gestionar los conflictos de interés y crear mecanismos que eviten desequilibrios de poder.
¿Qué aporta el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial?
El Comité de Seguridad Alimentaria Mundial es el organismo intergubernamental de la ONU trabaja para avanzar en la realización progresiva del derecho a la alimentación, seguridad alimentaria y nutrición para todos y el logro del ODS 2. Entre sus objetivos están mejorar la coordinación de políticas globales, fomentar la convergencia de políticas y lograr acuerdos globales no vinculantes sobre temas clave para lograr la seguridad alimentaria y la nutrición.
El CSA y su Panel de Expertos de Alto Nivel pueden desempeñar un papel relevante en la promoción de dicha coherencia de políticas y la participación de las partes interesadas.
En el cierre de sus palabras, Gabriel Ferrero señaló que la fragmentación de la gobernanza de los sistemas alimentarios es un verdadero desafío y debemos trabajar juntos para promover la coherencia de las políticas en todos los niveles. Además, los esfuerzos para transformar los sistemas alimentarios deben estar respaldados por el derecho a la alimentación, incluir a todas las partes interesadas relevantes, desde los gobiernos hasta el sector privado y la sociedad civil, y basarse en evidencia científica. Solo así estaremos en el camino hacia el logro del hambre cero.
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