
¿Alguna vez te has preguntado quién toma las decisiones en el sistema alimentario? La soberanía alimentaria es una propuesta que pretende devolvernos el control de los alimentos que comemos. En este post te contamos qué es, qué no es y qué propone para cambiar la manera en la que producimos, distribuimos y nos alimentamos.
¿Qué es la soberanía alimentaria?
La soberanía alimentaria es el derecho que tienen las personas:
- A disponer de alimentos sanos, nutritivos y acordes a la cultura de su territorio
- Y a decidir cómo se producen, se distribuyen y se consumen esos alimentos
Este derecho busca poner en el centro las necesidades y los derechos de todas las personas que intervienen en el sistema alimentario de un territorio. Defiende la libertad de elegir sobre este sin la influencia de agentes externos. Agentes, que suelen tener como único objetivo el beneficio económico.
El concepto surgió en 1996 gracias a La Vía Campesina, que en la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO en Roma mencionó este término por primera vez para ofrecer una alternativa al sistema alimentario que se estaba imponiendo.
Por esta razón, en lugar de apostar por el modelo agroindustrial, donde el objetivo es la exportación, la soberanía alimentaria apuesta por un modelo donde los pequeños y medianos productores proporcionen alimentos ecológicos, frescos y saludables a la población local.

¿Qué NO es soberanía alimentaria?
En los últimos años hay algunos actores que están haciendo una reinterpretación de este concepto en beneficio de sus propias agendas.
Tener una visión limitada del mismo nos puede llevar a no ver el panorama completo de los problemas que tiene el sistema alimentario actual y, por tanto, a ignorar las posibles soluciones que hay sobre la mesa.
Para no defender posturas que puedan afectar de manera negativa a las personas que formamos parte del sistema alimentario es importante saber que la soberanía alimentaria:
- No es solo proteccionismo: no se trata únicamente de restringir las importaciones, mientras se exporta en masa ignorando las necesidades alimentarias de la población local.
- No es nacionalismo: no es una herramienta para alimentar discursos nacionalistas y xenófobos sino que defiende el derecho de todas las personas del mundo a decidir sobre sus sistemas alimentarios.
- No es apostar por la agricultura convencional: rechaza un modelo que ignora el daño que este hace en los suelos, en la fauna y la flora del campo y que lleva a que la tierra y los beneficios se concentren en pocas manos.
- No defiende únicamente a los grandes productores y a las multinacionales: la soberanía alimentaria tiene en cuenta a los pequeños y medianos productores y defiende el derecho a participar y decidir al resto de la comunidad.
- No trata a los alimentos como mercancía: el objetivo de producir alimentos debe ser alimentar de manera saludable y sostenible a toda la población mientras las personas que se dedican a ello puedan vivir de manera digna.
*Tampoco es un sinónimo de “seguridad alimentaria”, otro concepto con el que suele confundirse.

¿Qué propone entonces?
Como hemos visto hasta ahora, la soberanía alimentaria no solo busca proteger a los productores locales frente a la competencia desleal de otros países sino que también defiende el derecho a decidir de las comunidades sobre sus sistemas alimentarios, priorizar la producción local y sostenible o proteger a los pequeños y medianos productores frente al poder de las grandes corporaciones.
Por tanto, algunas de las propuestas que se defienden desde la soberanía alimentaria son:
- Facilitar el acceso de los campesinos y las personas sin tierra a recursos como el agua, las semillas, los créditos o la propia tierra.
- Aumentar los impuestos, o aplicar cláusulas espejo, a las importaciones de alimentos de otros países para proteger a los productores de la competencia desleal y garantizar que reciben unos precios justos.
- Fomentar las economías y los mercados locales y nacionales, antes que los internacionales, para proteger la agricultura familiar.
- Promover la transparencia en el comercio de alimentos para garantizar precios justos a lo largo de toda la cadena alimentaria y proteger los derechos de los consumidores.
- Producir alimentos de manera sostenible, respetando el medio ambiente y el estilo de vida de las comunidades.
- Apostar por la agroecología como alternativa al modelo agroindustrial.
- Asegurar que la población tenga acceso a alimentos de calidad a precios razonables.
- Promover el derecho a la ciudadanía a participar de manera activa en la construcción de las políticas agrarias y del sistema alimentario.
- Defender el derecho de los consumidores a conocer el origen de los alimentos.
- Impulsar nuevas relaciones sociales para acabar con las opresiones y las desigualdades que se dan en el sistema alimentario.
Conclusión
La soberanía alimentaria es una propuesta que busca poner en el centro las necesidades de todas las personas que participan en el sistema alimentario.
Promueve que sea la gente la que decida cómo se produce, se distribuyen y se consumen los alimentos y defiende un modelo donde los pequeños y medianos productores puedan ganarse la vida de manera digna abasteciendo de alimentos a la población local produciendo de manera sostenible.
Por lo tanto, la lucha por la soberanía alimentaria es una lucha por un sistema alimentario justo y sostenible donde la comida no solo sea un producto sino un derecho para todas.