Sin financiación para la igualdad de género no llegaremos muy lejos

A mitad del camino para el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el mundo está fracasando en su intento de alcanzar la igualdad de género. La mitad de la población no puede quedarse al margen, porque supone frenar el progreso de toda la Humanidad. Solo si se invierte también en las mujeres, podremos impulsar el cambio y acelerar la transición hacia un mundo más eguro e igualitario. Por eso, este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el lema elegido por las Naciones Unidas es “Invertir en las mujeres, acelerar el progreso”.

El informe “El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Panorama de género 2023” señala que, de continuar las tendencias actuales, más de 342 millones de mujeres y niñas vivirán todavía en la pobreza extrema de aquí a 2030, mientras que aproximadamente una de cada cuatro sufrirá inseguridad alimentaria, moderada o grave. La creciente vulnerabilidad que trae consigo el cambio climático, probablemente empeorará este panorama. La previsión estimada es que, en el peor de los escenarios climáticos, 236 millones más de mujeres y niñas padecerán inseguridad alimentaria.

Al mismo tiempo, la brecha de género en los espacios de poder y liderazgo se mantiene arraigada. Ningún país está cerca de lograr la erradicación de la violencia en la pareja y la proporción de mujeres en cargos directivos en la esfera laboral persistirá por debajo de la paridad incluso después de 2050. Además, al ritmo de progreso actual, la próxima generación de mujeres todavía deberá dedicar de promedio 2,3 horas más por día al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres. Y en cuanto a la educación, parece que sí se está alcanzando un progreso razonable, pero todavía las tasas de finalización de estudios de las niñas y adolescentes siguen por debajo de la marca universal.

Uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad de género en 2030 es la alarmante falta de financiación, con un déficit anual de 360.000 millones de dólares. Sin embargo, si se redujeran las brechas de género, el producto interno bruto (PIB) per cápita podría aumentar un 20%. Y si se cerraran las brechas en los cuidados, ampliando los servicios con empleos decentes, se podría generar casi 300 millones de puestos de trabajo de aquí a 2035.

Invertir en las mujeres es una cuestión de derechos humanos. Es necesario crear soluciones transformadoras que permitan a las mujeres ejercer sus derechos, escapar del ciclo de la pobreza y prosperar de verdad.

Sin embargo, la realidad es que los sistemas financieros y económicos no favorecen la igualdad de género, porque sus interesen caminan en direcciones opuestas. Es decir, los intereses de los inversores no coinciden con las necesidades y prioridades de las mujeres. Por ejemplo:

Imagen de Lascot Studio en Pexels

Para acelerar el empoderamiento económico de las mujeres es necesario incidir en estos cinco elementos:

  • Recursos: en forma de créditos para emprender negocios, de leyes que les permita la propiedad y titularidad de las tierras de cultivo, de acceso a tecnología…Cuando las mujeres tienen los mismos derechos a acceder, poseer y usar los recursos, pueden invertir en sí mismas mejorando su bienestar y educación, creando una empresa o gestionando sus ingresos de forma autónoma.
  • Trabajos: Cuando las mujeres progresan en el mundo laboral, están en mejor posición para ejercer su capacidad de acción y hacer uso de sus derechos. Pero no sirve cualquier empleo; ha de ser trabajo productivo y en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad.
  • Tiempo: Todo el mundo necesita cuidados a lo largo de su vida. Sin embargo, las disparidades de género en este ámbito constituyen un importante factor de desigualdad, ya que limitan el tiempo y las posibilidades de las que disfrutan las mujeres y las niñas para dedicarse a la educación, el trabajo decente remunerado, la vida pública, el descanso y el ocio.
  • Seguridad: Las mujeres se enfrentan a numerosas amenazas para su seguridad, entre ellas, la violencia de género, los conflictos, la inseguridad alimentaria y la falta de protección social.
  • Derechos: Los derechos humanos son fundamentales para el empoderamiento económico de las mujeres. Es preciso desarrollar y poner en marcha mecanismos de rendición de cuentas para proteger los derechos de las mujeres y garantizar que se potencia su voz en todos los espacios de toma de decisiones.

La desigualdad de oportunidades en la economía se agrava de generación en generación, atrapando a las mujeres en la pobreza e impidiendo que se beneficien por igual del crecimiento económico. Este 8 de marzo, súmate a las movilizaciones por el Día Internacional de la Mujer y únete a la conversación en redes sociales con la etiqueta #InvertirEnMujeres.

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