Agua y tierra indispensables para acabar con el hambre

El 16 Oct es el Día Mundial de la Alimentación. En 2022 padecieron hambre, entre 691 y 783 millones de personas en todo el mundo. 122 millones de personas más que antes de la pandemia de COVID-19.

En Mozambique el maíz no es un alimento cualquiera. Es base de la alimentación (junto con el arroz) y es granero e inversión. Es el principal cultivo de la estación de lluvias, que va de noviembre a febrero.

“Siempre hemos tenido escasez de agua para regar, beber… pero hay veces que la lluvia llega y arrasa con todo”. Lizete y Eufemia son dos agricultoras de Massaca, en el distrito de Boane en Mozambique. La agricultura les da de comer a ellas y a sus familias, pero las inundaciones de febrero arrasaron con todo.

Justo cuando el maíz estaba crecido y faltaban pocos días para ser recogido, las lluvias inundaron los campos de Massaca y las familias campesinas lo perdieron todo. No solo el alimento para los próximos meses, ya que es con lo que se hace la xima, papilla a base de harina de maíz, que sirve de acompañamiento a casi todos los platos en este país del sur de África. También perdieron la posibilidad de vender parte de la cosecha para hacer frente a los gastos habituales de cualquier familiar: ropa y calzado, productos de limpieza, transporte, medicinas…

Lizete Madalena Telva tenía una buena cosecha de maíz, que estaba a punto para ser recogida, pero las lluvias llegaron con más fuerza de lo esperado. “Si hubieran tenido un tractor hubiera podido recoger lo poco que quedó, pero sin una máquina fue imposible acceder al interior de los campos”, relata.

Eufemia Muchuine había plantado 15 kilos de frijoles y se fueron con el agua, junto con el sistema de regadío y la motobomba: “el agua nos ha dejado sin nada”, lamenta.

Lidiar día a día con la inseguridad alimentaria en Mozambique

Gonçalves Henriques es técnico de la Fundación Encontro, una de las principales ONG locales, con quien Enraíza Derechos trabaja mano a mano para buscar soluciones que mejoren la vida de las poblaciones de esta parte de Mozambique.

La zona sur ha sido afectada cíclicamente por sequías e inundaciones y otros sucesos climáticos extremos como vendavales… Recientemente hubo inundaciones y desde Fundaçao Encontro entregamos semillas a las familias. El agua es escasa y compromete el desarrollo normal de los cultivos. Por eso se han introducido medidas para aumentar la productividad: como el uso de motobombas y sistemas de riego gota a gota, que permite el ahorro de agua”, señala Henriques.

Joana Mario Machaie es una de las participantes en esta iniciativa de Enraíza Derechos, junto a Fundaçao Encontro. Como ella señala “participar en este proyecto le permite aprender a obtener más rendimiento en sus cultivos para luchar contra la desnutrición infantil”.

Día Mundial de la Alimentación

El 16 de octubre es el Día Mundial de la Alimentación. Los datos recogidos en el informe sobre seguridad alimentaria y nutrición relativos a 2022, conocido como SOFI (por sus siglas en inglés), hablan de que padecieron hambre, entre 691 y 783 millones de personas en todo el mundo. 122 millones de personas más que antes de la pandemia mundial (2019-2020).

Los sistemas agroalimentarios siguen siendo muy vulnerables a las crisis y perturbaciones derivadas de los conflictos, la variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos y la contracción económica. Estos factores, combinados con desigualdades crecientes, siguen poniendo a prueba la capacidad de los sistemas agroalimentarios para ofrecer dietas nutritivas, saludables y asequibles para todos. 

Los datos de la vergüenza

Un tercio de la población mundial (29,6%): 2.400 millones de personas padecían inseguridad alimentaria moderada en 2022; de ellas, 900 millones sufrían inseguridad alimentaria grave (11,3%l), afectando más a mujeres y a habitantes de zonas rurales. 148 millones de niños y niñas menores de cinco años (22,3%) tenían retraso del crecimiento; 45 millones (6,8%) sufrían de bajo peso (para la altura), que es el tipo de desnutrición más visible y letal; y 37 millones tenían sobrepeso (5,6%).

Agricultura y agua, un tándem inseparable

Este año, FAO, la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación ha querido poner el acento en el agua, como uno de los elementos esenciales para la producción de alimentos. El agua cubre alrededor del 71% de la superficie del planeta, pero solamente el 2,5% del agua es dulce y del total solo el 1% está disponible para beber, para la agricultura y para la mayoría de los usos industriales. El 72% del agua consumida se utiliza para la Agricultura (agropecuaria, pesca, silvicultura...)

Hoy en día, 2.400 millones de personas viven en países sometidos a estrés hídrico. Muchos de ellos son pequeños agricultores que ya luchan para satisfacer sus necesidades diarias. La competencia por este recurso inestimable está aumentando, a medida que la escasez de agua se convierte en una causa de conflicto cada vez mayor.  

El agua es esencial para la vida, imprescindible para garantizar una adecuada alimentación y es un recurso fundamental para la producción de alimentos. Por eso, es necesario gestionarlo de forma adecuada. Tenemos que romper ese círculo vicioso en el que los sistemas alimentarios contribuyen a secar el planeta y, al mismo tiempo, lo dejan sin el agua necesaria para seguir produciendo alimentos.

Necesitamos sistemas alimentarios sostenibles

Como ya sabemos, el agua no es infinita. El rápido crecimiento de la población, la urbanización, el desarrollo económico y el cambio climático están comprometiendo los recursos hídricos del planeta. De hecho, la cantidad de agua dulce disponible por persona ha disminuido un 20% en las últimas décadas.

Este es solo un ejemplo, de los muchos que se producen a lo largo y ancho de nuestro mundo. Necesitamos que los gobiernos diseñen políticas basadas en datos y evidencias científicas, apostando por la innovación y la coordinación intersectorial para gestionar de la mejor manera posible un bien escaso como el agua. Es fundamental también, por parte de los gobiernos, más inversión, tecnología y fortalecimiento de las capacidades y una mejor legislación que incentive a los y las agricultoras y al sector privado a participar en soluciones de uso y conservación más eficientes e integradas. Necesitamos transitar hacia sistemas alimentarios sostenibles.

Somos agua. Somos tierra. Somos Agri-Cultura

Foto de Jason Cooper en Unsplash

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