Agua para la Paz en el Día Mundial del Agua

  • El agua puede crear paz o desencadenar conflictos. Cooperando en materia de agua, podemos equilibrar las necesidades relativas al agua de todas las personas y ayudar a estabilizar el mundo.
  • La prosperidad y la paz dependen del agua. Al tiempo que los países gestionan el cambio climático, las migraciones masivas y la inestabilidad política, la cooperación en materia de agua también debe estar en el centro de sus planes.
  • El agua puede sacarnos de una crisis. Podemos fomentar la armonía entre comunidades y países uniéndonos en torno al aprovechamiento justo y sostenible del agua.

Cuando el agua escasea o está contaminada, o cuando las personas tienen desigual o nulo acceso a ella, aumentan las tensiones entre comunidades y países. Más de 3000 millones de personas en todo el mundo dependen de agua que atraviesa las fronteras nacionales. Sin embargo, sólo 24 países tienen acuerdos de cooperación para los recursos hídricos que comparten.

A medida que aumentan las consecuencias del cambio climático y crece la población, existe la necesidad apremiante, dentro de los países y entre ellos, de unirse para proteger y conservar nuestro recurso más imprescindible. La salud pública y la prosperidad, los sistemas alimentarios y energéticos, la productividad económica y la integridad ambiental dependen del buen funcionamiento y la gestión equitativa del ciclo del agua.

Debemos actuar sobre la base de que el agua es un derecho humano, intrínseco a todos los aspectos de la vida. No es solo un recurso que se aprovecha y por el que se compite.

Fomentar la cooperación y el diálogo entre diversos actores, incluidos los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades locales, es crucial para abordar los desafíos de agua y los conflictos de manera efectiva y sostenible, promoviendo así la paz y la estabilidad en las regiones afectadas.

Cuando cooperamos en materia de agua, creamos un efecto en cascada positivo, promoviendo la armonía, generando prosperidad y fomentando la resiliencia frente a los desafíos comunes.

Las cuencas transfronterizas representan una parte significativa del suministro de agua dulce, lo que subraya la importancia de la cooperación para garantizar el acceso y el uso sostenible.

Entender la cuenca y el territorio como un bien común es fundamental para la estabilidad y la construcción de la paz. Es necesario facilitar la seguridad hídrica de las poblaciones permitiendo la coexistencia de las diversas cosmovisiones e intereses de cada actor y grupo de población.

Por ello, la gestión integrada del agua, que considera aspectos económicos, sociales y ambientales, es crucial para garantizar la equidad, la justicia y la preservación del medioambiente, promoviendo sociedades resilientes y pacíficas.

Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay

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