Compartimos en este artículo la evolución de la pandemia en los países en los que trabajamos y sus efectos. La crisis multidimensional –sanitaria, social, económica y fuertemente ligada a la crisis medioambiental– ha profundizado desigualdades pre-existentes y va a tener un impacto desproporcionado en algunos grupos de población que estaban ya en situación de mayor vulnerabilidad. Se prevé un retroceso importante en los avances que se habían dado en la reducción de la pobreza y el hambre, así como en cumplimiento de derechos humanos y en gobernabilidad democrática.
Desde el Enraíza Derechos continuamos haciendo un seguimiento muy cercano de los proyectos en ejecución junto a nuestros socios, adaptando los procesos en marcha y presentando nuevos proyectos a las convocatorias públicas. A continuación un breve repaso a la situación de cada país:
Perú
Es el sexto país con más casos confirmados en el mundo y sigue sin controlar la expansión del virus. Desde el 16 de marzo y tras varias prórrogas, el estado de emergencia se ha extendido hasta el 31 de julio en todo el territorio nacional.
Hay más de 257.000 afectados y 8.200 fallecidos. A pesar de haber sido el primer país de Latinoamérica en decretar la cuarentena, el virus ha seguido propagándose por todo el país. Las aglomeraciones en los mercados, los medios de transporte y los lugares de cobro de las ayudas han sido grandes focos de contagio. Otro de los motivos de contagio ha sido el regreso al campo de miles de personas que no podían sobrevivir en las ciudades.
La situación de aislamiento y la limitación de la movilidad están afectando a las condiciones de vida de muchas personas. Además, la emergencia sanitaria ha dejado al descubierto las brechas de desigualdad y la debilidad del sistema público (incluida la sanidad), con un 70% de la población en el sector informal.
Bolivia
Bolivia cuenta con 28.500 casos confirmados, aunque debido a la falta de medios y capacidad, el infradiagnóstico puede ser bastante elevado. La cuarentena se había flexibilizado por el clima de protesta social y la crisis económica pero con los repuntes de casos se ha vuelto a cuarentena rígida (hasta el 10 de julio). Las medidas del estado de emergencia tienen un gran impacto en los medios de vida de la población, especialmente la que está en mayor situación de vulnerabilidad (economías informales). En las zonas donde trabajamos no hay casos. Pero sí observamos ya dinámicas preocupantes en relación al impacto en la seguridad alimentaria.
La estimación de incremento de personas en pobreza extrema y hambre en la región AL-C en zona rural es de un 25% en el área rural según FAO y CEPAL. Hay un llamamiento a movilizar recursos y acciones para evitar una crisis alimentaria. Las inversiones en población campesina indígena debe ser una de las prioridades.
Los proyectos en ejecución y las nuevas propuestas se están adaptando a las medidas de excepcionalidad y poniendo el foco en reconstruir medios de vida de la población campesina-indígena, priorizando la próxima campaña agrícola y sumando esfuerzos a los planes de contingencia locales.
Mozambique
El 30 de marzo Mozambique decretó el estado de alarma que se mantiene hasta la fecha, con el consecuente cierre de centros educativos, distanciamiento social, prohibición de eventos de más de 50 personas, control de fronteras y la limitación de movilidad entre regiones. El número de contagios sigue creciendo y la preocupación es la transmisión comunitaria, a pesar de tener confirmados tan solo 730 casos.
Las actividades del Convenio de la AECID “Combate a la desnutrición crónica” durante la pandemia se han reorientado a acciones de prevención, dotación de materiales de seguridad y limpieza, instalación de sistemas artesanales para el lavado de manos y entrega de semillas e insumos para la producción agrícola. Además, se está trabajando de manera directa y coordinada con los centros de salud.
Senegal
En Senegal hay 6.233 casos confirmados de infectados por COVID-19 y 94 muertos. Aunque la mayoría se encuentran en Dakar, ya hay casos en diferentes regiones del país. El estado de alarma se decretó el 23 de marzo y sigue vigente, pero se relajan algunas de medidas: se permiten desplazamientos entre regiones, apertura lugares de culto y mercados, apertura escuelas. El toque de queda es ahora entre las 23h y las 5h. Con el Estado de Emergencia, Senegal cerró sus fronteras y espacio aéreo.
Las restricciones impuestas durante el estado de alarma en Senegal suponen una amenaza para la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables al causar una interrupción en la cadena alimentaria. En el caso de nuestros proyectos en Senegal, los colectivos más afectados son los pequeños productores/ras y las mujeres que trabajan en el sector informal (proyecto Dakar).
En este tiempo nos hemos visto obligados a suspende temporalmente algunas actividades de los proyectos, sobre todo de formación, a reprogramar otras y a solicitar ampliaciones de plazo. Estamos realizando actividades de sensibilización con emisoras de radio y elaboración de cartelería; y actividades de prevención del COVID-19 con dotación de material de protección y limpieza y la entrega de canastas de alimentos.