Riesgos de un mundo desigual

Si hablamos del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) quizá creamos que es una reunión más de expertos economistas; si hablamos de Davos, probablemente, pensaremos en un lugar en las montañas suizas que, a finales de enero, suele aparecer en las noticias y motivos no faltan. El Foro Económico Mundial es una fundación sin ánimo de lucro que, desde 1991, celebra en Davos su asamblea anual a la que asisten las personas más vip del ámbito empresarial, político, periodístico e intelectual para analizar los problemas mundiales.
 
Este año la denominada “reunión más exclusiva del mundo” congregó a unos 2.500 participantes, de más de 100 países, incluyendo 40 jefes de Estado. El tema fue “Dominando la cuarta revolución industrial”. En palabras de Klaus M. Schwab-, fundador del Foro Económico Mundial, “La cuarta revolución industrial se refiere a la fusión de tecnologías a través de los mundos físicos, digitales y biológicos que están creando capacidades nuevas y dramáticos impactos en sistemas políticos, sociales y económicos”. En pocas palabras, nos estamos enfrentando a grandes desafíos y a grandes oportunidades en todos los ámbitos y así lo pusieron de manifiesto los líderes mundiales.

Los días previos a la reunión, como viene haciéndose desde 2006, se presentó el informe “Riesgos globales 2016” publicado por el WEF y objeto de debate en Davos. Por primera vez, un riesgo ambiental, el fallo en la mitigación del cambio climático, lidera la clasificación de los riesgos realizada por más de 700 expertos. Además, se reconoce abiertamente desde el citado foro que los riesgos globales están interconectados, por ejemplo, “El cambio climático está exacerbando más que nunca los riesgos asociados a las crisis del agua, la escasez de alimentos, la reducción del crecimiento económico, el debilitamiento de la cohesión social y el aumento de los riesgos de inseguridad”.

A los riesgos globales medioambientales se añaden otros, tales como el desempleo y subempleo, los precios de la energía, las crisis fiscales, los fallos en la gobernanza nacional, las burbujas de activos o los ciberataques. Los riesgos globales en su conjunto se traducen en el aumento de la desigualdad que ya está alcanzando cotas nunca vistas a escala mundial, como se ha puesto de manifiesto en el informe publicado hace unos días por Oxfam, titulado “Una economía al servicio del 1%” que arranca con una afirmación escalofriante: “El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta”. La desigualdad como riesgo global afecta directamente a la cohesión social y la población más pobre es la más perjudicada. Además, acrecienta la desigualdad entre hombres y mujeres.

En el informe de Oxfam se señala que el aumento de la desigualdad se ve propiciado por el entramado de los paraísos fiscales que “esconden 7,6 billones de dólares de fortunas individuales”. La evasión y elusión fiscal generan pérdidas en los países ricos que ponen en peligro la sostenibilidad del estado de bienestar, mientras que los países empobrecidos se ven privados de los recursos suficientes para atender las necesidades básicas de sus poblaciones.

Los riesgos globales suponen un conjunto de amenazas globales que los expertos vienen analizando desde 2006 en el Foro de Davos y forman parte de sus temas de debate; la desigualdad ha sido este año uno de ellos, pero los análisis y los debates no son suficientes si quienes tienen poder de decisión -muchos de los cuales se encontraron reunidos en Davos- no afrontan tales amenazas. De momento, la toma de decisiones sigue pendiente y nuestro mundo cada vez más desigual.  

 

Escrito por María Teresa de Febrer

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