La Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se celebró el 18 y 19 de sept. en Nueva York, con el objetivo de acelerar su cumplimiento, justo ahora que nos encontramos en el ecuador de la Agenda 2030.
Más de la mitad de la población mundial se está quedando atrás. El reciente Informe de Progreso de los ODS indica que solo un 12% de las metas de los ODS van por buen camino, y que el progreso es lento o insuficiente en el 50% de ellas. Más del 30% de los ODS se han estancado o han retrocedido.
No siempre ha sido así. Durante los primeros años de los ODS, vimos algún destello positivo en todo el mundo. Sin embargo, una parte significativa de este progreso resultó frágil y, además, demasiado lento. Crisis como la pandemia de COVID-19, acontecimientos geopolíticos como la guerra de Ucrania y desastres relacionados con el clima han empeorado desde entonces estos tímidos avances.
Cambios radicales
Es necesario intensificar significativamente nuestros esfuerzos, compromisos y la cooperación mundial si queremos cumplir la promesa de la Agenda 2030. Los retos a los que nos enfrentamos no son insuperables, pero abordarlos requiere un cambio radical en nuestro enfoque.
Tejer lazos de unidad para transformar nuestro mundo es imprescindible: de la división a la unidad, de la exclusión a la inclusión, de la crisis a la sostenibilidad. Los ODS son universales, están interconectados y exigen valentía por parte de todos. Ningún objetivo puede alcanzarse de forma aislada: la igualdad de género, la educación de calidad, el empleo digno, la protección del medio ambiente... son prioridades para todos, en todas partes.
"Los ODS no son solo una lista de objetivos. Contienen las esperanzas, los sueños, los derechos y las expectativas de las personas de todo el mundo … No debemos dejar escapar este momento"
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas
El momento de actuar es ahora
En 2022 y, a pesar de los compromisos, 1.200 millones de personas seguían viviendo en la pobreza, y aproximadamente el 8% de la población mundial, es decir, 680 millones de personas, seguirán pasando hambre al final de la década. Debemos empezar por hacer frente al hambre, que calificó como una "mancha espantosa para la humanidad y una violación épica de los derechos humanos”. “Que millones de personas estén muriendo de hambre en estos tiempos es una acusación contra cada uno de nosotros”, añadió.
Un plan de rescate ambicioso
Las respuestas tibias no serán suficientes para los millones de personas que viven en la pobreza y el hambre, las mujeres y niñas con desigualdad de oportunidades, las comunidades que enfrentan catástrofes climáticas o las familias que huyen de conflictos. La declaración política, a raíz de la Cumbre de los ODS en Nueva York (18-19 septiembre) puede cambiar las reglas del juego a la hora de acelerar el progreso de los ODS.
Será un proceso costoso y complejo, pero no imposible. La factura agregada de una crisis como la Covid-19 asciende a más de 13 billones de euros (gastos previstos hasta 2024), según la estimación del Fondo Monetario Internacional, citada por The Lancet. Por eso, el plan de rescate recogido en el informe del secretario general de las Naciones Unidas propone:
- Reforzar las instituciones responsables (nacionales e internacionales)
- Priorizar de manera estratégica los objetivos
- Y poner en marcha un plan de choque financiero que garantice 470.000 millones de euros, a través del incremento de las donaciones, el refuerzo de los bancos multilaterales y la reestructuración de la deuda.
Ha llegado el momento de poner en marcha un plan mundial para lograr los 17 objetivos de la Agenda 2030; un plan de rescate completo para las Personas y el Planeta.
Foto de Fitsum Admasu en Unsplash