La experiencia acumulada en alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) proporciona pruebas irrefutables de que la comunidad internacional (gobiernos, sociedad civil y una amplia gama de agentes internacionales) puede movilizarse para hacer frente a problemas tan complejos. Nuestro mundo globalizado se caracteriza por avances extraordinarios junto con niveles inaceptables e insostenibles de miseria, discriminación, explotación e injusticia y un comportamiento irresponsable con el medio ambiente. Este es uno de los mensajes que se recogen en el informe de Diciembre de 2014 del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que darán continuidad a los ODM a partir de 2016, son una continuación ampliada con objetivos más ambiciosos que deben responder a los nuevos desafíos globales. Este conjunto de prioridades integra aspectos económicos, sociales y ambientales. Por el momento, se trata de 17 objetivos de desarrollo, con 169 metas, que han sido propuestos por el grupo de expertos tras numerosas reuniones en las que han participado instituciones gubernamentales, agencias de la ONU, representantes de entidades privadas y organizaciones de la sociedad civil. Consensuarlos no ha sido tarea fácil y tampoco el debate actual. Los objetivos definitivos marcarán la agenda internacional hasta 2030 en favor de un mundo más justo y mejor.
La desigualdad, gran olvidada de los ODM
A pesar de que la pobreza global está disminuyendo, la desigualdad extrema se sitúa en niveles históricos en varios países y sigue empeorando a escala global. Miles de millones de personas están quedando excluidas del crecimiento económico. En el último informe del Índice de Desarrollo Humano se afirma que las 800.000 personas que han salido de la pobreza en las últimas décadas podrían volver a caer en ella y sumarse, de nuevo, a los 1.500 millones de personas que viven en la miseria, debido al aumento de la brecha de la desigualdad. Si la comunidad internacional falla en disminuir esa brecha, que crece cada vez más, nos enfrentaremos a un sinfín de problemas económicos y sociales.
Como ocurre con la lucha contra la pobreza extrema, los progresos en la erradicación del hambre son desiguales. Y de nuevo, África subsahariana es la región que registra los peores datos. La tasa de nutrición insuficiente en esta región es del 23%. Aunque el porcentaje de hambrientos ha caído (era del 33% en 1990), la cantidad de personas con severas carencias alimentarias ha aumentado en 44 millones desde 1990, lo que refleja la tasa alta de crecimiento de la población en la zona.
El desarrollo sostenible debe integrar soluciones económicas, ambientales y sociales que se entrecrucen. Esta combinación constituye la base de modelos económicos que benefician a las personas y el medio ambiente; de soluciones ambientales que contribuyen a los progresos; de enfoques sociales que se suman al dinamismo económico y permiten la preservación y el uso sostenible del patrimonio común relacionado con el medio ambiente; y del fortalecimiento de los derechos humanos, la igualdad y la sostenibilidad.
"No dejar a nadie atrás"
Ban Ki-Moon ha reiterado en sus discursos y escritos su deseo de que esta nueva agenda tiene que aspirar a "no dejar a nadie atrás". Y con esa idea ambiciosa se establecen las metas de hambre cero y que no haya sobre la faz de la tierra una sola persona en situación de pobreza extrema.
Artículo completo en la Revista Prosalus nº 105
La experiencia acumulada en alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) proporciona pruebas irrefutables de que la comunidad internacional (gobiernos, sociedad civil y una amplia gama de agentes internacionales) puede movilizarse para hacer frente a problemas tan complejos. Nuestro mundo globalizado se caracteriza por avances extraordinarios junto con niveles inaceptables e insostenibles de miseria, discriminación, explotación e injusticia y un comportamiento irresponsable con el medio ambiente. Este es uno de los mensajes que se recogen en el informe de Diciembre de 2014 del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que darán continuidad a los ODM a partir de 2016, son una continuación ampliada con objetivos más ambiciosos que deben responder a los nuevos desafíos globales. Este conjunto de prioridades integra aspectos económicos, sociales y ambientales. Por el momento, se trata de 17 objetivos de desarrollo, con 169 metas, que han sido propuestos por el grupo de expertos tras numerosas reuniones en las que han participado instituciones gubernamentales, agencias de la ONU, representantes de entidades privadas y organizaciones de la sociedad civil. Consensuarlos no ha sido tarea fácil y tampoco el debate actual. Los objetivos definitivos marcarán la agenda internacional hasta 2030 en favor de un mundo más justo y mejor.
La desigualdad, gran olvidada de los ODM
A pesar de que la pobreza global está disminuyendo, la desigualdad extrema se sitúa en niveles históricos en varios países y sigue empeorando a escala global. Miles de millones de personas están quedando excluidas del crecimiento económico. En el último informe del Índice de Desarrollo Humano se afirma que las 800.000 personas que han salido de la pobreza en las últimas décadas podrían volver a caer en ella y sumarse, de nuevo, a los 1.500 millones de personas que viven en la miseria, debido al aumento de la brecha de la desigualdad. Si la comunidad internacional falla en disminuir esa brecha, que crece cada vez más, nos enfrentaremos a un sinfín de problemas económicos y sociales.
Como ocurre con la lucha contra la pobreza extrema, los progresos en la erradicación del hambre son desiguales. Y de nuevo, África subsahariana es la región que registra los peores datos. La tasa de nutrición insuficiente en esta región es del 23%. Aunque el porcentaje de hambrientos ha caído (era del 33% en 1990), la cantidad de personas con severas carencias alimentarias ha aumentado en 44 millones desde 1990, lo que refleja la tasa alta de crecimiento de la población en la zona.
El desarrollo sostenible debe integrar soluciones económicas, ambientales y sociales que se entrecrucen. Esta combinación constituye la base de modelos económicos que benefician a las personas y el medio ambiente; de soluciones ambientales que contribuyen a los progresos; de enfoques sociales que se suman al dinamismo económico y permiten la preservación y el uso sostenible del patrimonio común relacionado con el medio ambiente; y del fortalecimiento de los derechos humanos, la igualdad y la sostenibilidad.
"No dejar a nadie atrás"
Ban Ki-Moon ha reiterado en sus discursos y escritos su deseo de que esta nueva agenda tiene que aspirar a "no dejar a nadie atrás". Y con esa idea ambiciosa se establecen las metas de hambre cero y que no haya sobre la faz de la tierra una sola persona en situación de pobreza extrema.
Imagen: Ban Ki-Moon_WorldBankPhotoCollection_CC BY-NC-ND 2.0