Resulta cuando menos sorprendente tener que hablar de eliminación de la violencia contra las mujeres, las jóvenes y las niñas en todos los países del mundo, porque ningún país se encuentra libre de culpa, o mejor dicho, en todos los países se ejerce violencia contra las mujeres y es una de las principales causas de muerte en el mundo entre las mujeres de 15 a 44 años, superando la suma de muertes como consecuencia del cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y las guerras.
La violencia contra las mujeres y las niñas es una violación grave de los derechos humanos cuyas consecuencias pueden ser inmediatas y/o a largo plazo, afectando negativamente el bienestar de las mujeres, de sus familias, al tiempo que les impide su plena participación en la sociedad.
La violencia contra las mujeres: una cuestión transversal
Según quedó reconocido en el 4ª Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), la violencia contra las mujeres no es solo una esfera de preocupación en el ámbito jurídico en general y de los derechos humanos, en particular, sino también es una cuestión transversal que se relaciona con otras esferas como la economía, la educación, el acceso a la salud, la trata de seres humanos, la explotación sexual… De ahí se desprende que para abordar de forma efectiva la violencia contra las mujeres debe hacerse desde una perspectiva integral, abarcando las leyes y las políticas; los servicios de prevención y de ayuda; la educación a la ciudadanía, especialmente a los niños, a los jóvenes y a los hombres; la recopilación de información, datos para investigación y análisis… Todo ello sin olvidar la necesidad y la importancia de concienciar acerca del alcance y las consecuencias de la violencia contra las mujeres.
Los ODS y la violencia contra las mujeres
Este año en el día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres conviene recordar que el pasado mes de septiembre la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 en la que se incluyen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en cuyo objetivo 5 se establece “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, objetivo que va acompañado de seis metas específicas, una de las cuales es, precisamente, “eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos públicos y privados, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación” (5.2)
Los ODS constituyen una agenda universal con la que se han comprometido los Estados y Gobiernos del mundo entero y no puede quedar anclada con reiterados incumplimientos, como así ha ocurrido con muchos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas no puede demorarse más porque respetar, proteger y garantizar los derechos de las mujeres, al igual que los otros derechos humanos reconocidos, es una obligación básica y primordial de los Estados.
25 de noviembre y 364 días
El día 25 de noviembre recordamos con especial fuerza que la violencia contra las mujeres, las jóvenes y las niñas no cesa; que el aumento de la desigualdad es caldo de cultivo para ejercerla; que en las zonas de conflicto las mujeres son violadas y masacradas; que en todos los países del mundo hay mujeres víctimas de la violencia.
A diario conocemos y contemplamos la barbarie personificada en los abusos de todo tipo contra las mujeres, las jóvenes y las niñas, la persistencia de actitudes y estereotipos arraigados en nuestras sociedades (in)civilizadas; normas, leyes y políticas que, amparadas en supuestos criterios de austeridad, hacen tambalear el Estado de derecho. El 25 de noviembre es necesario recordarlo y, sobre todo, tenerlo presente todos y cada uno de los 364 días restantes del año.
Fotografía: Scarpe rosso de Ho visto nina volare_CC BY-SA 2.0