El 80% de los hábitats de Europa están en mal estado y el 70% de los suelos se encuentran en un estado poco saludable.
La Ley de Restauración de la Naturaleza se aprobó el 12 de julio en el Parlamento y pretende rehabilitar al menos el 20% de los ecosistemas terrestres y marinos degradados de Europa de aquí a 2030 y para el 2050, todos los ecosistemas que estén en muy malas condiciones
La norma establece objetivos vinculantes, es decir, no voluntarios, en siete ámbitos de actuación con el fin de revertir los daños ambientales causados por la actividad humana descontrolada y el cambio climático. Entre ellos, tierras de cultivo, turberas, polinizadores y fondos marinos.
Objetivos de la ley
- Reversión de la disminución de los polinizadores de aquí a 2030 y aumento de sus poblaciones a partir de ese año.
- Mantenimiento de los espacios verdes urbanos hasta 2030 y aumento del 5% en 2050, garantizando una superficie de arbolado del 10% en todas las ciudades.
- Eliminación de las barreras fluviales (que no presas) para que al menos 25.000 km de ríos europeos pasen a ser de caudal libre en 2030.
- Restauración preferente de los hábitats marinos, como las praderas de posidonia y los fondos sedimentarios.
- Reducción a la mitad del uso de plaguicidas químicos de aquí a 2030 y su prohibición en lugares sensibles como zonas verdes urbanas, incluidos los parques o jardines públicos, parques infantiles, escuelas, áreas recreativas, caminos públicos y espacios naturales de especial interés para los polinizadores.
Restaurar no significa prohibir
Tal y como señala la Comisión Europea “la restauración de la naturaleza no equivale a protección de la naturaleza y no implica automáticamente la creación de más zonas protegidas”. Aunque muchas de las restauraciones se llevarán a cabo en espacios protegidos, las zonas que se restauren fuera de ellos no pasarán a estar protegidas.
El propósito de la ley no es aumentar la superficie protegida de la UE, ni limitar la actividad económica ni el uso del territorio. Este es uno de los falsos argumentos a los que se acogen las formaciones de extrema derecha y también el Partido Popular Europeo (PPE), y algunos grupos de interés como el Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas comunitarias (Copa-Cogeca).
Principales demandas recogidas
La diputada en el Parlamento Europeo, Clara Aguilar, señala que la la ley recoge las principales demandas de los sectores agrícolas y ganaderos:
- Excluye de la financiación a la política agraria y pesquera (esta demanda debe tener un presupuesto propio)
- Las tierras agrícolas quedan excluídas de esta ley
- Los planes estratégicos deben estar alineados con los planes de restauración
- Los acuerdos comerciales con países de fuera de la UE deberán exigir los mismos estándares sociales y medioambientales que tienen nuestros pescadores, agricultores y ganaderos para evitar una competencia desleal (son las llamadas “cláusulas espejo”)
- Y es necesario un estudio de impacto socioeconómico.
“En definitiva, la protección de la agricultura, la ganadería y la pesca está garantizada en el mandato que ha dado el Parlamento para negociar la Ley de Restauración de la Naturaleza”.
Clara Aguilar
Usar y conservar
La Comisión Europea afirma que su iniciativa no excluye la actividad económica en el medio rural, sino todo lo contrario. Para ello, argumenta que la propuesta que subyace en el contenido de la ley es la de “vivir y producir en armonía con la naturaleza, recuperando más biodiversidad en todas partes, incluso en las zonas en las que se desarrolla la actividad económica, como los bosques gestionados, las tierras agrícolas y las ciudades”.
Mientras la degradación de los suelos provoca pérdidas superiores a los 50.000 millones de euros al año, la inversión en restauración de la naturaleza generaría hasta cerca de cuarenta euros de beneficio por cada euro invertido, gracias a los servicios ecosistémicos que nos retornaría en diferentes ámbitos, como los de la seguridad alimentaria, la mitigación y adaptación al cambio climático o la mejora de la salud y el bienestar de todos.
Foto de Jonas Weckschmied en Unsplash