La pérdida de biodiversidad frena nuestra salud y desarrollo

Cada año, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques; una extensión similar a Islandia. Y alrededor de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción. Los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de las enfermedades porque la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos.

El 22 de abril es el Día de la Madre Tierra y es el primero que se celebra dentro del Decenio de la ONU para la Restauración de Ecosistemas. De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la salud de nuestro planeta y sus habitantes, porque ellos son los que sustentan todas las formas de vida de la Tierra.

Los cambios ambientales están socavando los logros en materia de desarrollo que tanto ha costado conseguir, ya que acarrean costes económicos y millones de muertes prematuras al año. Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señalaba en el informe “Hacer las paces con la naturaleza. Plan científico para hacer frente a las emergencias del clima, la biodiversidad y la contaminación”, publicado en 2021, que “la pérdida de la biodiversidad y la integridad de los ecosistemas socavará nuestros esfuerzos en el 80% de los ODS evaluados, lo que hará más difícil si cabe informar acerca de los avances registrados en materia de reducción de la pobreza y el hambre, y sobre la salud, el agua, las ciudades y el clima. Basta con observar la pandemia mundial causada por la COVID-19, una enfermedad transmitida de los animales a los seres humanos, para saber que el preciso engranaje que es el mundo natural se ha visto perturbado”.

La “estela tóxica” del crecimiento económico, como la contaminación y los residuos, provocan cada año la muerte prematura de millones de personas en todo el mundo. Necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta. Debemos promover la armonía con la naturaleza y la tierra, e incluir el capital natural en la toma de decisiones, eliminando los subsidios perjudiciales para el medio ambiente e invirtiendo en la transición hacia un futuro sostenible.

Imagen: TheIrisB/Pixabay

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