Resulta alarmante la escasa cantidad de recursos económicos que los países están destinando. A nivel mundial tan solo un 5% de la ayuda gubernamental se destina a la violencia de género y se invierte menos del 0,2% en su prevención.
Podemos entender claramente que un 0,2% de un presupuesto es una partida muy residual, a la que se le da poca o muy poca importancia. Justamente esta cantidad, de media a nivel mundial, es la que recibe la prevención de la violencia hacia las mujeres y niñas.
A pesar de que muchos países han aprobado leyes para combatir la violencia contra las mujeres, su escasa aplicación y las normas sociales discriminatorias siguen siendo un grave problema. Se calcula que, casi una de cada tres mujeres en todo el mundo, alrededor de 736 millones de mujeres, han sido víctimas de violencia física y/o sexual por parte de su pareja, de violencia sexual por parte de personas ajenas a la pareja, o de ambas, al menos una vez en su vida. Y para prevenir esto, destinamos de media un minúsculo 0,2%.
La violencia afecta negativamente la salud física, mental y el bienestar de las mujeres en todas las etapas de su vida. Además, repercute en su desarrollo profesional y su empoderamiento económico. Una nueva investigación del FMI en el África Subsahariana muestra cómo la violencia contra mujeres y niñas es una gran amenaza para el desarrollo económico de la región. A nivel global, se estima que el coste de la violencia contra las mujeres (público, privado y social) asciende a 1,5 billones de dólares. En el conjunto de la Unión Europea, el coste de la violencia de género se estima en 366.000 millones de euros anuales, de los que la violencia contra las mujeres representa el 79%, es decir, 289.000 millones de euros. Y para prevenirla, destinamos un ínfimo 0,2%.
Un estudio global del Economist Intelligence Unit descubrió que el 38% de las mujeres han tenido experiencias personales de violencia online, y el 85% de las mujeres han sido testigo de violencia digital contra otras mujeres. Y para prevenir esto destinamos un muy escaso 0,2%.
Apoyar e invertir en organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres es fundamental para erradicar la violencia contra mujeres y niñas. Según algunas investigaciones, la presencia de un sólido y autónomo movimiento de organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres es el factor más determinante para impulsar cambios en las políticas que erradican este tipo de violencia, tanto en el plano nacional como internacional. Pero, a pesar de su gran labor, apenas reciben el 1% de la asistencia pública enfocada a temas de género.
Por todo ello, desde Naciones Unidas se hace hincapié en que se tomen medidas para:
- Movilizar a todos los Estados miembros para que asignen presupuestos nacionales a la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas, en los sectores de la educación, la salud y la protección social.
- Aumentar la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) destinada a la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas.
- Aumentar las inversiones sostenibles a largo plazo por parte de Estados, sector privado, fundaciones y otros donantes, a las organizaciones autónomas de derechos de las mujeres.
- Abogar por que los sectores público y privado inviertan en políticas y medidas laborales que garanticen la seguridad económica de las mujeres. Entre otras medidas…