La aparición del coronavirus SARS-CoV-2 en Senegal el 2 de marzo de 2020 encontró en las instituciones senegalesas una respuesta rápida y efectiva, teniendo en cuenta la experiencia de otros estados y la búsqueda de su propia respuesta a la pandemia. A pesar de todos los esfuerzos realizados, hasta el 18 de junio de 2020, el virus ha infectado a 5.475 personas, de las 64.830 pruebas realizadas, en 47 distritos de salud (es decir, una tasa de positividad del 7,53%), incluidos 3.716 están curados (67.87%) y 1.682 aún en tratamiento (30.72%), según el Ministerio de Salud y Acción Social. Esta situación ha tenido consecuencias en la vida de la población senegalesa.
Como anunció la FAO, y la comunidad internacional, "la crisis COVID-19 no es solo una crisis sanitaria; su impacto y respuestas serán más fuertes entre los pequeños productores". El Secretario General de la ONU advirtió que el África Subsahariana es la región que podría sufrir las peores consecuencias, debido a la volatilidad, combinada en algunos países con distorsiones del mercado y del almacenamiento, que está comenzando a tener un impacto en los precios de los alimentos con efectos adversos en la nutrición de las personas más vulnerables. Por lo tanto, corremos el riesgo de un aumento del 20% en el número de muertes por desnutrición, como también indicaba ActionAid Senegal.
En Senegal, los impactos negativos de COVID-19 se acentúan en las comunidades rurales, particularmente en la población escolar, en las pequeños productores agrícolas (agricultores, criadores, pescadores) y en los trabajados informales (comercios, talleres mecánicos, sastrería, carpintería, etc.) quienes ya sufrían un acceso limitado a una alimentación suficiente y nutritiva, a educación, agua, saneamiento e higiene y que cuentan con bajos ingresos; siendo, además, quienes más están sufriendo los efectos del cambio climático y la competencia de las multinacionales.
En el caso específico del Departamento de Podor, según la evaluación de la seguridad alimentaria en situaciones de emergencia realizada en febrero de 2018 por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la inseguridad alimentaria alcanzó el 38% en Podor, siendo el Departamento más afectado por la inseguridad alimentaria en el norte de Senegal. Casi el 19.1% de los hogares en Podor tienen un consumo pobre de alimentos, y el 23.5% tienen un consumo límite de alimentos. En 2017, el 9.6% de los niños menores de 5 años sufrían de desnutrición aguda global. La inseguridad alimentaria es recurrente y está estrechamente relacionada con la pobreza, la producción insostenible de alimentos, los choques climáticos recurrentes, los altos precios de los alimentos, la dependencia de los mercados locales y la baja capacidad de recuperación de los hogares y las comunidades.
En el Departamento de Podor, donde los riesgos de desnutrición son más altos, es esencial fortalecer los sistemas de protección social, preservando el acceso a una adecuada alimentación y nutrición para los grupos más vulnerables, especialmente los jóvenes, niños, mujeres embarazadas y lactantes, ancianos y otros grupos de riesgo.
Apoyamos todas las medidas de la estrategia de respuesta contra COVID y alentamos al Estado de Senegal a que llamen al respeto de las medidas de barrera y protección para evitar la propagación del virus COVID-19. Además, invitamos a las autoridades y a los socios a reflexionar sobre las estrategias de adaptación para que las actividades económicas puedan continuar apoyando a las poblaciones rurales.
Las ONGD que trabajamos en el norte de Senegal estamos deseamos participar en los espacios de concertación y coordinación existentes, o en su defecto, proponemos establecer un marco para desarrollar estrategias de resiliencia a corto, mediano y largo plazo mediante la identificación de desafíos y oportunidades, garantizando una participación activa e inclusiva durante todo el proceso y facilitando la discusión y colaboración entre los servicios técnicos y de investigación estatales, las organizaciones de la sociedad civil, los actores no estatales, etc.
