Cuándo un Año Europeo contra el Desperdicio de Alimentos

Desde 1974 hasta hoy, se calcula que el despilfarro de alimentos en el mundo se ha incrementado un 50%, tal y como recogía el “Informe sobre cómo evitar el desperdicio de alimentos: estrategias para mejorar la eficiencia de la cadena alimentaria en la UE”, elaborado en noviembre de 2011 por la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo. Desde entonces se viene proponiendo al Consejo y a la Comisión Europea que sea proclamado el Año Europeo contra el Desperdicio de Alimentos, lo que supondría un importante instrumento de información y sensibilización para la ciudadanía europea y una llamada de atención a los Gobiernos nacionales sobre este tema. Sin olvidar la concesión de fondos para abordar los retos que conllevaría.

Hoy en día se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida al año, mientras 795 millones de personas, el 15% de la población mundial, está mal nutrida o pasa hambre. Precisamente el 45% de las muertes en menores de 5 años son provocadas por una nutrición deficiente, es decir, que más de 3 millones de niñas y niños mueren cada año por esta causa.

Según este informe del Parlamento Europeo cada habitante de la Unión Europea desperdicia una media de 179 kilos de alimentos al año de los 499 que consume, lo que equivale a medio kilo de comida al día por persona. A este ritmo, en 2020 habrá aumentado un 40% el total de los alimentos que se desperdician. Si hablamos de España, somos el sexto país que más comida desperdicia de la UE, enviando a la basura entre 75 y 100 kilos de alimentos por persona al año, casi una quinta parte de lo que compramos para alimentarnos.

Estas son solo algunas de las consecuencias que provoca el desperdicio de alimentos, por no hablar de la gran cantidad de gases de efecto invernadero que supone la producción de todos estos alimentos que van directamente al cubo de la basura, cuyas estimaciones se cifran en 3,3 gigatoneladas de dióxido de carbono.

El informe propone algunas soluciones como por ejemplo que el sector agroalimentario ofrezca porciones de tamaños variados teniendo en cuenta los hogares unipersonales, así como productos a granel. También apunta a la importancia de optimizar los envases de acuerdo a criterios ecológicos y sostenibles y la diversificación de sus tamaños para que los consumidores puedan adquirir cantidades adecuadas a sus necesidades. Por otro lado, se pide a las partes interesadas que reconozcan y expliquen el valor nutricional de los productos agrícolas que presentan formas o calibres de frutas y verduras frescas no ajustadas a los estándares de la industria, con el fin de reducir el volumen de productos desechados.

Por último, se solicita a la Comisión, al Consejo y a los Estados miembros elaborar estrategias y medidas concretas para reducir a la mitad el despilfarro de alimentos a lo largo de toda la cadena de abastecimiento de aquí a 2025, mejorar la eficiencia del sector y sensibilizar a la opinión pública.

Es necesario que los ciudadanos estén informados de las causas y consecuencias del despilfarro y también de los modos de reducirlo. El informe apoya el uso de Internet y de las nuevas tecnologías para alcanzar estos fines y señala, en este contexto, la importancia de establecer una comunidad de conocimiento que prevenga el desperdicio de alimentos. En este sentido yonodesperdicio.org como plataforma de consumo colaborativo cuyo objetivo es crear una red ciudadana que facilita la donación e intercambio de alimentos y con ello la reducción del desperdicio, está en línea con el planteamiento de este informe y con seguir apostando por la implantación de un Año Europeo contra el Desperdicio de Alimentos.

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