La Universidad Pontificia Comillas y Prosalus hemos presentado la encuesta sobre aprovechamiento de alimentos en el municipio de Madrid, que ha sido elaborada por las investigadoras Victoria Labajo y María Eugenia Fabra, del Grupo de Investigación E‐SOST (Economía, Empresa y Sostenibilidad) de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Esta encuesta es una de las actividades contempladas en el proyecto impulsado por Prosalus y financiado por el Ayuntamiento de Madrid: “En Madrid yo no desperdicio, yo comparto. Implicación ciudadana en la reducción del desperdicio alimentario”.
En el acto han intervenido Javier Martín, subdirector S.G. de Ciudadanía Global y Cooperación Internacional al Desarrollo, de la Coordinación General de la Alcaldía de Madrid; José María Medina Rey, director de Prosalus, ONGD impulsora de la iniciativa Yonodesperdicio.org; Victoria Labajo, investigadora de E-SOST; y Carlos Prieto, director del Servicio para el Compromiso Solidario y la Cooperación al Desarrollo, de la Universidad Pontificia Comillas.
José María Medina Rey señaló durante su intervención que
el 30% de los alimentos que se producen acaban en el cubo de la basura y, por tanto, también el 30% de los recursos naturales destinados a producir dichos alimentos, como agua y tierras cultivables. Por ello, indicó “el desperdicio alimentario es éticamente reprobable”.
Los datos de la encuesta revelan que
el 2,5% de las personas encuestadas se consideran “grandes desperdiciadoras”, el 25% “desperdiciadoras”, el 46% “concienciadas” y el 27% “aprovechadoras”. Durante la presentación de los resultados de la encuesta, que ha estado a cargo de la Dra. Victoria Labajo, se ha mostrado
el perfil de aquellas personas consideradas grandes desperdiciadoras. Son jóvenes menores de 35 años, con estudios superiores, renta alta o media-alta, principalmente hombres, no sensibilizados con el consumo responsable, pero, curiosamente sí sensibilizados con la sostenibilidad ambiental. Este dato nos muestra que una mayoría aún no es capaz de establecer una conexión entre nuestra actuación en el ámbito local y los resultados que provocan en el ámbito global.
Otra reflexión que ha revelado la encuesta es que existe una gran confusión entre las fechas de caducidad y de consumo preferente. Solo un tercio de las personas encuestadas identifican correctamente la fecha de consumo preferente y curiosamente son los hogares de rentas más bajas quienes más alimentos tiran durante la fecha preferente, siendo perfectamente consumibles. Además, el 44% de los hogares aprovechan alimentos caducados suponiendo, en ciertos casos, un riesgo para su salud.
Los alimentos que más se desperdician son frutas y verduras, pan/cereales/repostería y productos lácteos. Las causas que se apuntan como prioritarias son el deterioro de los productos por mala conservación o la preparación inapropiada, junto con la caducidad de los productos, ya que el estudio revela la confusa interpretación que sigue habiendo entre fecha de caducidad y consumo preferente.
La motivación principal para no desperdiciar alimentos no es la sostenibilidad ambiental sino el ahorro. Para evitar tirar alimentos a la basura algunas de las recomendaciones dadas son hacer una lista de la compra, aprovechar bien las sobras, revisar fechas de caducidad tanta a la hora de la compra como a la hora del cocinado y compartir con otras personas los alimentos que no vamos a utilizar.
Por eso
Yonodesperdicio.org, como plataforma que trata de poner en contacto a personas que quieren compartir alimentos para evitar que acaben en la basura, tiene como objetivo último sensibilizar acerca de las consecuencias que tiene sobre el hambre y la sostenibilidad del planeta un acto tan cotidiano como tirar a la basura alimentos.