Tenemos una tarea ingente. Son muchos los temas urgentes y de gran calado. Y, por no poner un “pero”, acabar con la desigualdad de género es sin duda una tarea inmensa e inaplazable. No puede ser que cuanto más avanzamos en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres en las diferentes facetas de la vida, sea precisamente esta, la vida de las mujeres, la que desaparece; o la que sufre tamañas vejaciones, que dejan sin ganas de vivir a tantas mujeres, sean de lejanos continentes o de nuestro propio vecindario.
Todavía hoy en España, en 2016, hay una parte de la sociedad que admite el uso de la violencia contra las mujeres dentro de las relaciones de pareja. Y muchas mujeres entienden que la violencia sufrida, es “normal” y no merece la pena denunciarla. Según la Macroencuesta realizada en 2015, el 44% de las mujeres que no denuncian dan como razón que la violencia sufrida no es lo suficientemente grave.
Como señala Miguel Lorente, antiguo delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad, “todo ello sucede porque quien está detrás de esta violencia no son los 60-70 machistas que asesinan cada año ni los 700.000 que maltratan, sino el machismo como construcción cultural” porque como dice la bloguera Barbijaputa “El machismo mata porque todos los demás perpetúan el sistema que hace que esos golpeen”.
Resulta que las mujeres y las niñas constituyen más de la mitad de la población del mundo y suelen ser las personas más afectadas, en comparación con los hombres y los niños, por la pobreza, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la falta de atención sanitaria y las crisis económicas mundiales.
Los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron el 25 de septiembre de 2015 la nueva agenda mundial 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que recogen, en cada uno de los 17 objetivos, pasos necesarios para que las mujeres accedan a las mismas oportunidades que los hombres y puedan disfrutar de una vida digna. En todo este proceso, las aportaciones de las mujeres y su liderazgo son fundamentales para encontrar las mejores soluciones.
El ODS número 5 busca lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Alguna de las metas que recoge este objetivo suponen el meollo de la cuestión y por las que llevamos tanto tiempo peleando, como poner fin a todas las formas de discriminación y todas las formas de violencia contra mujeres y niñas en todo el mundo, en los ámbitos público y privado, incluidas la trata, la explotación sexual, la mutilación genital femenina o el matrimonio infantil, precoz y forzado; reconocer y valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras y la formulación de políticas de protección social; o aprobar y fortalecer políticas y leyes aplicables para promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas a todos los niveles.
Los ODS suponen toda una declaración de intenciones que vinculan a los Estados firmantes mediante la puesta en marcha de acciones que permitan cumplirlos, tanto dentro como fuera de sus fronteras, aunque sin mecanismos de sanción en caso de no ser logrados. El tema de 2016 para el Día Internacional de la Mujer, que se celebrará el próximo 8 de marzo, es "Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género". Es preciso contar con cambios jurídicos y legislativos profundos para garantizar los derechos de las mujeres del mundo. Todavía hay 52 países donde la discriminación de género sigue siendo parte de sus constituciones. No se puede esperar más tiempo, más injusticia, más muertes…
Imagen: Erin Betzk_Pixabay