Este estudio forma parte de un proyecto piloto de cuantificación del desperdicio alimentario en 5 hoteles de la provincia de Gipuzkoa, desarrollado con el apoyo del Departamento de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
La Dirección general de Medio Ambiente de la Diputación Foral de Gipuzkoa recoge la problemática del despilfarro alimentario como uno de sus ejes estratégicos en su Plan Integral de Residuos Urbanos de Gipuzkoa 2019-2030 (PIGRUG 2019-2030). En ella se recogen acciones como diagnósticos, planes de acción y campañas de sensibilización ciudadana con respecto al despilfarro en el hogar y en restaurantes, y otras acciones que ha puesto en marcha en los últimos años en colaboración con comercios y entidades sociales.
Casi 700 kg en una semana
El objetivo es visibilizar las dimensiones del problema y proponer líneas de mejora a los establecimientos hoteleros. El resultado de esta medición de una semana en los 5 establecimientos hoteleros ha sido de 684,70 kg de alimentos en la basura, de los cuales un 41% (unos 285 kg.) corresponde a partes comestibles, es decir, podrían haberse aprovechado. El resto corresponde a partes no comestibles (pieles, cáscaras, huesos, etc.) Si multiplicamos esta cantidad por el número de establecimientos hoteleros de Gipuzkoa y el número de semanas de todo un año, el resultado es DEMASIADA COMIDA EN EL BASURA.
Es imprescindible proponer soluciones colectivas desde lo local, incluyendo la participación de los actores del sector y compartiendo las buenas prácticas que desde muchos establecimientos ya se están realizando.
Medir para buscar causas y soluciones
Agradecemos la participación de los 5 hoteles en este primer estudio. Si queremos evaluar si nuestras acciones tienen resultados, deberemos partir de un diagnóstico inicial que nos ayude a analizar las causas y proponer soluciones. Recordamos que los bares, cafeterías y restaurantes generan aproximadamente el 12% del desperdicio alimentario de Europa. Está en nuestras manos frenarlo.
Prevenir y reducir el desperdicio alimentario contribuye a garantizar una mayor disponibilidad de alimentos para todas las personas, reduce el impacto medioambiental de la producción y el consumo de alimentos y contribuye al ahorro de las empresas y los consumidores. Es, además, una línea clave en la Estrategia Guipuzcoana de lucha contra el cambio climático y en la construcción de un territorio ambiental, social y económicamente más sostenible.
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