Puntos de vista sobre la crisis alimentaria hay muchos, con diferentes aproximaciones e intereses. Lo que para unos es una “adecuada lectura de los mercados” que les permite maximizar sus beneficios, para otros supone un dilema de si optar por la demanda interna o la externa; y para cientos de millones de personas que tienen serias dificultades de acceso a alimentos, es una dramática lucha diaria por la supervivencia.
La campaña “Derecho a la alimentación. Urgente” analizó esta realidad desde un enfoque de derechos humanos, entendiendo que hay decisiones comerciales, políticas energéticas, movimientos financieros y acuerdos internacionales que, en la medida que actúan como factores de agravamiento de la crisis alimentaria, están colaborando a una situación de violación masiva del derecho humano a la alimentación, reconocido como tal por la Declaración Universal de Derechos Humanos y por el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
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